Ahora que comienza la época estival se nos agolpan las ideas y las actividades para hacer. Muchas horas de sol y unas ganas de disfrutar de nuestro ocio y tiempo libre que otras épocas del año con menos horas de luz y el clima no permiten.
Se suele decir que las bicicletas son para el verano y aunque pueden usarse durante todo el año, lo cierto es que el estío lo pone más fácil para disfrutar de ellas. Me encanta levantarme con la fresca meter la bicicleta en el coche e irme a la Sierra de Madrid a subir algún puerto, en ocasiones quedo con algunos amiguetes con los que comparto pasión y disfrutamos de la ruta en plena naturaleza.
Mi hijo todavía no está para tanto derroche físico, pero sí que me gusta llevarle al Lago de Polvoranca, que está cerca de donde vivo y allí puede montar en bicicleta. Le llevo la bicicleta y pasa buenas tardes jugando al fútbol también con sus amiguitos.
Los sábados y domingos intento ir en ocasiones con mi mujer y nos llevamos unos libros de educación de ediciones aljibe, que son de lo mejorcito del mercado para adquirir más conocimientos educativos y son de una editorial que solemos recomendar lecturas a los alumnos.
Es lo que tiene ser profesores, aunque tengamos más vacaciones (es la ventaja de ser profesor), nos gusta seguir profundizando en libros que mejoren nuestras prestaciones y que nos enriquezcan, en el mundo de la educación uno aprende constantemente y es bueno documentarse.
Al niño también le llevamos un libro para que lea, así va cogiendo el hábito, algo que enriquece y que es todo un placer. Sean comics o libros para niños, lo importante es que vaya desarrollando el gusto por leer y por saber. En la actualidad con tanto móvil y tablet, parece que no hay otra cosa, el libro sigue siendo un amigo fiel que nos dará satisfacciones y que solo necesita atención y tiempo para leerlo.
La unión entre la lectura y la bicicleta nos viene de familia, pues mi abuelo ya gustaba en Medina del Campo de pasear con su bicicleta y llevar un librito para las tardes de verano donde devoraba libros sentado debajo de un árbol que le cobijaba del sol reinante.
Recuerdo cuando era un poco más mayor que mi hijo y mis padres me obligaban siempre a llevarme un libro en vacaciones, algo que no entendía puesto que mis amigos solo llevaban libros cuando habían suspendido asignaturas o los típicos de “vacaciones Santillana”.
Nostalgia por la lectura de niño
Ahora recuerdo aquellos años con nostalgia, pero también esbozo una sonrisa recordando lo bien que me vino para que no perdiera el gusto por leer durante esos meses de vacaciones. Leer y verano, un placer que parece que al igual que la bicicleta es totalmente compatible con el disfrute en plena naturaleza y que en ambos casos recomiendo para disfrutar de esta ociosa temporada.
Así que ya sabéis si os apetece seguir mi consejo no perdáis la ocasión de montar en bicicleta o incluso de comprar una si estás con duda, es un deporte muy saludable y agradecido. A lo mejor termináis montando durante todo el año como hago yo.