Muchos de los amantes de la bici que visitáis este blog tenéis perros como mascotas en casa y os encantaría salir con ellos cuando vais a hacer deporte. Yo, en concreto, me he comprado un cachorro del criadero de pastor alemán Carpe Diem y me he dado cuenta de que él también disfruta muchísimo cuando salimos a hacer deporte, tanto porque se ejercita como porque le encanta estar en mi compañía.
Mi hijo desde pequeño ha sido un loco por los perros también. Teníamos un San Bernardo en casa por recomendación de un veterinario que nos dijo que era una de las mejores razas niñeras, y él le disfrutó mucho. Y ahora, con el pastor alemán en casa, se propone disfrutarlo también llevándoselo con él en bici para compartir esos momentos juntos.
Entre los dos hemos estado buscando las mejores opciones para que no se molesten el uno al otro cuando salgan a pasear juntos.
La más cómoda de todas ellas es un carrito que se engancha a la bicicleta por detrás y que tiene ruedas. De esta forma el perro va subido y si llueve no se moja porque tiene también una lona que le podemos poner como a modo de tienda de campaña. El esfuerzo a hacer por el ciclista es algo mayor, pero tampoco es una cosa considerable si vamos de paseo y no en modo carrera. Mi hijo se decantó por esta opción para los fines de semana, cuando prefiere llevarse la bicicleta al campo y luego soltar al perro por allí para jugar con él. Estos mismos carros los he visto también en los países del norte de Europa por delante de las bicis. Su único inconveniente es que necesitamos bastante espacio para guardarlos.
Para esos momentos en los que el ejercicio en bici es más rápido o mi hijo va por ciudad, hemos comprado un soporte metálico y rígido que se engancha por un lado a la bici y de cuyo otro extremo sale un corta correa hacia el collar del animal. Al ser rígido este soporte, lo bueno que tiene es que mantiene al animal alejado esa distancia de la bicicleta, de forma que no se va a cruzar en nuestro camino ni tocar una rueda y provocar y que nos caigamos. Como queremos que el perro vaya más cómodo, en lugar del collar le hemos puesto un arnés. De esta forma enganchamos aquí el soporte y no tira del cuello, sino que reparte el peso y la fuerza por todo el cuerpo del animal.
Para los perros más pequeños, que no es nuestro caso con el pastor alemán, podemos comprar una cesta de las que van colgadas al manillar y meterlo dentro. De esta forma lo tendremos siempre controlado y a la vista, algo que es de agradecer con los animales. Estas cestas pueden llevarse así, o con una rejilla por encima para asegurarnos de que el perro no se mueve mientras va con la cabeza fuera para ver y controlar el ambiente, algo de lo que disfrutan mucho.
Existen también bicicletas que son especiales para pasear con perros pero no merece la pena hacer ese tipo de inversión y seguramente si ya os gustaba el ciclismo antes de tener mascotas lo raro sería que no contaseis ya con una bicicleta.
Solamente nos queda por deciros que no olvidéis que para el perro se trata de una tarea nueva que debe ir aprendiendo paulatinamente, por lo que los primeros paseos es mejor que sean cortos, y también lentos, para que no asusten y se vayan acostumbrando.