La vida nos cambia de muchas formas, y muchas veces esas transformaciones no vienen acompañadas de un manual de instrucciones.
A veces, cuando vemos a nuestros padres en una edad avanzada, nos cuesta imaginar que podrían llegar a necesitar ayuda para moverse, pero la realidad es que eso puede suceder más pronto de lo que pensamos. En mi caso, aunque mi padre es una persona muy activa, no puedo evitar pensar que, con el paso del tiempo, tal vez necesite un andador.
Y quiero compartir algunas reflexiones sobre este tema, porque, aunque no es algo de lo que se hable mucho, es algo que puede llegar a ser necesario para muchos, y no tiene nada de malo. Al contrario, es una herramienta que puede ayudar a mejorar la calidad de vida y la seguridad de cualquier persona.
Y sé que no soy la única que se siente un poco incómoda cuando el tema del andador aparece. Es difícil no pensar que es algo que solo se usa en la vejez, pero quiero hablarte de por qué no tienes que avergonzarte si llega el momento en el que tú o un ser querido lo necesitéis.
¿Te gustaría saber por qué? Pues, ¡vamos a ello!
A muchos les da vergüenza utilizarlo, cuando todavía no son tan mayores pero tienen dificultades de movimiento
Sé que la primera reacción cuando alguien menciona la idea de usar un andador es pensar que, “todavía no es el momento”, o que, “no es para mí, no soy tan mayor”. Y lo entiendo perfectamente, porque a todos nos da miedo la idea de perder nuestra independencia. Pero, sinceramente, creo que debemos empezar a cambiar esa perspectiva. El andador no es solo para personas mayores, ni mucho menos es un signo de debilidad. Es una herramienta para mejorar tu bienestar y moverte de forma más segura.
¿Sabías que no es raro que incluso personas relativamente jóvenes necesiten un andador por lesiones o problemas de movilidad? Es cierto, a veces uno se siente un poco raro cuando tiene que usarlo, como si te miraran raro o pensaran que ya estás en “la etapa de los abuelos”. Pero eso es un mito. Nadie debería sentirse mal por usar un andador, ¡es una forma de cuidar de uno mismo! Y de hecho, el no usarlo cuando realmente lo necesitas, puede ser mucho más peligroso.
Si estás luchando para mantener el equilibrio, caminar con dificultad o sientes que te caes con facilidad, usar un andador puede ser la mejor decisión para evitar accidentes. La vergüenza no debería estar en la ecuación. Lo que debería importar es tu seguridad y calidad de vida. ¿Y sabes qué? ¡Los andadores modernos son súper cómodos y hasta elegantes! Hay muchos modelos con un diseño muy discreto que ni siquiera te hacen sentir que estás usando algo “demasiado visible”. Así que, si sientes que necesitas un andador, ¡adelante! No te detengas por lo que piensen los demás. Al final, lo importante es tu salud.
¿Solo lo necesitan los ancianos?
Aunque asociamos los andadores con personas mayores, la realidad es que cualquiera puede necesitarlos, independientemente de la edad. Yo misma he visto a gente joven utilizar andadores tras un accidente o una cirugía importante. Y eso no tiene nada de malo. Imagina que, por alguna razón, ya sea un accidente, una lesión deportiva o una enfermedad temporal, te veas en una situación en la que te cuesta caminar con normalidad. En esos casos, un andador puede marcar la diferencia entre caminar con confianza o arriesgarte a caídas peligrosas.
Los problemas de movilidad pueden venir de muchas formas
A veces, no es solo el hecho de envejecer lo que causa dificultades para caminar, sino otros factores. Por ejemplo, una lesión en la rodilla o la espalda, una operación de cadera, o incluso algunas enfermedades como la artritis, que afectan las articulaciones, pueden generar mucho dolor y dificultar el movimiento. En esos casos, un andador puede ser la solución para recuperar la estabilidad y sentirte más seguro al caminar.
De hecho, hay personas jóvenes que, debido a enfermedades crónicas, descubren que un andador les ayuda a seguir haciendo su vida diaria con normalidad. No tiene nada de malo, ¡es solo una herramienta para recuperar la independencia! Así que no pienses que el andador es solo para los “abuelos”.
Si lo necesitas, ¡adelante! ¡Recuerda que es una cuestión de bienestar, no de edad!
Beneficios de los andadores A CUALQUIER EDAD que lo necesites
Los beneficios de un andador no dependen de la edad, sino de cómo puede mejorar tu movilidad y evitar accidentes.
La primera ventaja obvia es la seguridad. Un andador te proporciona estabilidad y apoyo, lo que reduce significativamente el riesgo de caídas. Las caídas son una de las principales causas de lesiones graves, especialmente en personas con problemas de movilidad. Si utilizas un andador, tu riesgo de sufrir una caída peligrosa disminuye considerablemente, lo que te permite moverte con más confianza.
Además, los andadores no solo son útiles para caminar de forma más segura, sino que también ayudan a distribuir el peso de manera equilibrada. Esto puede aliviar la presión sobre ciertas partes del cuerpo, como las rodillas o las caderas, lo cual es especialmente importante si sufres de dolor crónico o de una lesión reciente. De esta forma, puede mejorar la postura y reducir el estrés en las articulaciones, permitiéndote caminar más tiempo y con menos dolor.
Otro beneficio es que, aunque muchas personas piensan que un andador es solo para moverse por el interior de la casa, hoy en día hay modelos con ruedas y diseños ergonómicos que permiten usarlo también fuera de casa. Esto significa que puedes disfrutar de paseos al aire libre, hacer compras o incluso ir al parque con mucho mayor confort.
¡La movilidad no tiene por qué ser una barrera para disfrutar de la vida!
Desventajas de necesitar uno y NO utilizarlo
Aunque a veces nos cuesta aceptar que necesitamos un andador, la realidad es que no usarlo cuando realmente lo necesitas puede traer serias consecuencias.
Una de las principales desventajas es el riesgo de caídas. Como mencioné antes, las caídas pueden ser muy peligrosas, sobre todo si ya tienes problemas de movilidad o alguna condición médica. Evitar un andador por orgullo o vergüenza puede significar el principio de una cadena de lesiones que te dejarán en peor estado.
Otro problema es que, si no usas el andador, es posible que sobrecargues otras partes de tu cuerpo, como las rodillas o la espalda. Esto puede agravar cualquier dolor que ya tengas y llevarte a desarrollar nuevas molestias. Si ya estás lidiando con dolor, moverte sin el apoyo de un andador puede generar un daño aún mayor. Por ejemplo, si sufres de artritis, caminar sin el apoyo necesario puede empeorar la inflamación y la rigidez en las articulaciones.
Además, si no usas un andador cuando lo necesitas, podrías estar limitando tu capacidad para hacer las cosas que te gustan. A largo plazo, esto podría llevar a una vida más sedentaria y menos activa, lo que impacta negativamente en tu salud física y mental.
Así que, ¡no te arriesgues! Si necesitas un andador, úsalo. Es mucho mejor prevenir que lamentar.
Consejos de profesionales de una farmacia de ortopedia
Farmacia Ortopedia Las Ventas, una farmacia especializada en productos de ortopedia, siempre están dispuestos a ofrecer buenos consejos para mejorar nuestra calidad de vida. Y no me canso de repetirlo, uno de los consejos más importantes es no esperar a que el problema de movilidad se agrave. Si sientes que tus movimientos ya no son lo que eran, es el momento de plantearte la opción de utilizar un andador.
Uno de los consejos clave es elegir el andador adecuado. Hay muchos tipos diferentes, y no todos son iguales. Los expertos te ayudarán a encontrar el modelo que se ajuste mejor a tus necesidades. Algunos tienen más soporte para la espalda, otros son más ligeros, y otros tienen más ruedas para facilitar el movimiento. También te darán recomendaciones sobre cómo ajustar el andador a tu altura para que sea lo más cómodo posible.
No te olvides de la importancia de la rehabilitación. A veces, el uso de un andador puede ser parte de un proceso de recuperación de una lesión o enfermedad. Los fisioterapeutas pueden enseñarte ejercicios y estiramientos que te ayuden a mejorar tu movilidad y a reducir el dolor, de forma que puedas hacer un uso más efectivo del andador.
Un andador no debería ser motivo de vergüenza
De hecho, es una herramienta fantástica para mejorar la calidad de vida de cualquiera que lo necesite. Y lo digo con conocimiento de causa, ya que he visto de cerca cómo una simple herramienta puede marcar la diferencia en la vida de una persona.
Mi padre, aunque ahora se encuentra bien y activo, siempre me dice que no le importaría usar un andador si alguna vez lo necesitara. Al final, lo más importante es poder seguir disfrutando de la vida de forma segura y cómoda.
Así que, si alguna vez te encuentras en una situación en la que necesitas un andador, no lo dudes ni un segundo. Es una forma de cuidarte y mantenerer nuestra independencia.