Con más de 18 millones de bicis en el país, cuando la población actual es de 17 millones de habitantes puede decirse que la cultura de la bici tiene su peso en el país de los tulipanes.
Incluso tiene su propia embajada la Dutch Cycling Embassy. Las calles del país están perfectamente preparadas para disfrutar de un paseo en bici y han sido diseñadas adaptadas por ellos con carriles bici anchos, además de estar bien pavimentados y de disponer hasta de señales y sus propios semáforos, lo cual sorprende mucho a los que estamos a ir en bici en ciudades que no tienen para nada en cuenta a los ciclistas.
De hecho, los carriles bici que te encuentras en Holanda, incluso disponen del espacio suficiente como para circular en paralelo como para poder llevar a cabo un adelantamiento, algo que casi en cualquier ciudad española es un acto, un poquito, suicida.
Recuerdo que una de las cosas que más me llamó la atención al llegar a Amsterdam y que además se ve tan pronto sales de la Estación de Tren son sus impresionantes parkings para bicis, no se me ocurre mejor símbolo y representación de la importancia de la bici como principal medio de transporte.
Son parkings de varias plantas, en mi ciudad como mucho puedes aparcar la bici junto a la farola más cercana, y más te vale tener un buen candado si no quieres un “visto y no visto” con tu bici.
La Historia de Holanda y sus Bicis
Lo curioso, y esto es una parte de la historia holandesa que aprendí allí de mano de un chico de Amsterdam es que esto no fue siempre así. No sé por qué tenía idealizado en mi mente que los holandeses y sus bicis era un amor de película que databa de tiempos inmemorables, pero no, se remonta a antes de la Segunda Guerra Mundial.
Entonces, los habitantes de los Países Bajos usaban la bici como principal medio de transporte. Era una forma de desplazarse tan respetable para hombres como par mujeres, y el número de bicis era muy superior al de coches.
El problema vino tras la guerra. Durante la década de los años 50 y 60 la venta de coches se disparó y el uso de la bici fue disminuyendo de forma alarmante, hasta llegar a derribar barrios enteros para darles espacio al tráfico motorizado.
Con los coches el número de accidentes empezó a subir, lo que hizo aparecer grupos que volvían a reivindicar el uso de las bicis, a lo que se unió la crisis del petróleo en 1973 que el gobierno aprovechó para declarar que había que adoptar un nuevo estilo de vida y no derrochar energía.
El gobierno empezó así a mejorar las infraestructuras para la bici como a introducir políticas que relegarían al automóvil a un segundo plano.
La verdad es que así, a golpe de un par de cervezas en un bar completamente aleatorio conocí una anécdota que se convertiría en la base de mi Tesis para explicar cómo en Holanda han llegado a relegar el automóvil a un segundo plano y hacer una comparativa con nuestro país.
De hecho, lo más irónico de todo es que terminé llevándome el coche a Holanda con Transportes Cars porque queríamos hacer un recorrido por toda Europa y en bici se nos iba a hacer un poco difícil pero es cierto que para moverte por la ciudad no hay nada mejor, además de que tampoco hay nada más respetuoso con el Medio Ambiente.