Cuando la bicicleta se convierte en una obra de arte

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Siempre han existido personas especiales, que destacan entre los demás y que son capaces de transformar todo aquello que tocan, en una obra de arte. Hablamos de personas adelantadas a su tiempo, visionari@s que han logrado lo que pocos logran: llegar más allá, ser los primer@s, llegar allí donde nadie ha llegado antes. Escritoras, poetas, bailarinas, músicos, escultoras y pintores. Toda clase de artistas y científicas, que tienen un nombre en la historia, tienen algo en común, la imaginación, que como bien decía Albert Einstein, en ocasiones, es más importante que el conocimiento.

Haciendo de su pasión su profesión

Andrés Arregui, Doctor en Química y amante del ciclismo, nunca habría imaginado que su pasión, acabaría convirtiéndose en su profesión. Este hombre, que empezó haciendo pequeñas modificaciones en las bicicletas en el taller durante sus últimos años de carrera, se da cuenta de que esto no es suficiente para él. Necesitaba construirla enterita, desde el principio. Lo que necesitaba Andrés era una bici especialmente diseñada para sus necesidades, totalmente personalizada, y así lo hizo. Hoy, tiene un taller en Madrid en el que construye bicicletas a medida.

«Siempre decimos que el cuadro perfecto es el que mejor se adapta a una persona y a un uso determinado, si vas a moverte por la ciudad y vas a cargar peso necesitas un cuadro con unas características determinadas y si vas a correr de competición pues otro», ha declarado Arregui para el diario El Mundo. Porque si vas a una tienda, has de adaptarte tú a la bici, pero en este caso ocurre lo contrario. Es la bici la que se adapta  a lo que tú quieres.

Desde su taller en Madrid, fabrica bicicletas para todo el país, y han despertado el interés de personas que o bien son muy altas, o muy bajitas o bien tienen sobre peso. Otras lo que buscan es una bici que tengan diferentes usos. Todas estas personas pueden encontrar su bicicleta ideal en el taller de Andrés. El único problema es que no son precisamente baratas (cuentan alrededor de 3000 euros) y es normal, ya que exige largas horas de trabajo y bueno, la calidad y la exclusividad también se pagan. Y a la larga, sale más barato, ya que las bicicletas económicas suelen estropearse en pocos años y, o se reparan, o hay que cambiarlas por otras.

Otro hombre, Joaquín Requena Cornejo, tiene un taller de reparación de bicicletas en Méjico desde hace tiempo, pero desde hace unos años, ha empezado a transformar las bicis en obra de arte, con dibujos hechos con aerografía. Cada vez tiene más pedidos, aunque como las anteriores, tampoco son baratas. La pintura es cara y el trabajo, el de un artista.

Joaquín comenta que, al contrario de lo que la gente cree, no solo es la gente joven la que se interesa por sus aerografías. También hay personas mayores amantes o coleccionistas de bicicletas, que han decidido decorarlas con todo lo que más les gusta. Calaveras, flores, mariposas o peces. Todo vale. Si quieres un animal print en tu bici, pues también puedes tenerlo. Y lo modern@ que irás… Eso sí.

Hazlo tú mism@

Construir una bicicleta no es fácil, para que engañarnos, y pintarla con aerógrafo, te aseguro que tampoco, sobre todo si no tienes ni idea de cómo hacerlo. Pero gracias a los tutoriales de Internet, es posible, con tiempo, aprender a fabricar una bicicleta, o al menos,  a hacerle pequeñas modificaciones, dependiendo de las habilidades de cada un@.

Y en cuanto a la aerografía, se puede empezar con pequeñas cosillas al principio y con el tiempo, atreverse con cosas más complejas. Hay que tener en cuenta que el aerógrafo empleado va a marcar mucho la diferencia, y si es bueno, puede mejorar mucho la tarea y conseguir resultados espectaculares. Por eso, desde aquí recomendamos los de Mercury, donde cuentan con una amplia gama de aerógrafos profesionales fabricados con materiales de máxima calidad y formatos versátiles para adaptarse a una gran variedad de usos. En su catálogo de aerógrafos profesiones se pueden encontrar modelos que ofrecen excelentes resultados de rociamiento en telas, taxidermia, cerámica, repostería, uñas, cuero, bronceado y tatuajes, entre otros usos. ¿Te atreves?