La bici como requisito indispensable

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Cuando tienes un hobby en esta vida debes mantenerlo. Si bien es verdad que es la vida laboral la que nos va marcar, generalmente al menos, las pautas a seguir porque dependemos en gran parte de ella y de la economía que nos proporciona, también es cierto que si no tienes un aliciente que incentive tu trabajo es complicado mantener el ritmo. Mi hobby, como no podría ser de otro modo, es la bicicleta y como estudiante de ADE quería especializarme en alguna ciudad que me diera la posibilidad de ir en bici a cualquier sitio y eso en España es complicado. Pocas ciudades te dan ese acceso que necesitamos pero una de ellas es Barcelona así que aquí estoy ahora, en fomratic-barna.com, la mejor escuela de ADE que he podido localizar en la ciudad condal.

Empecé en Formatic, como ocurre cada curso escolar, en septiembre, con la ilusión de que esta vez iba a estudiar en una universidad diferente, en una ciudad diferente y con el hándicap del idioma porque, aunque lo he estudiado (soy de Alicante) estoy seguro de que tengo más faltas de ortografía en catalán que pecas en el cuerpo, y son un pecoso. Conseguí una habitación en un piso de estudiantes que se encuentra a menos de 2kilómetros de la escuela universitaria por lo que el primer objetivo de ir en bici a estudiar lo cumplí con éxito y ahora no hay quien me separe de las dos ruedas.

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Un lujo para el cuerpo y un ahorro para el bolsillo

Es un gran ahorro porque me evito tener que coger el bus o el metro y eso, día a día y mes a mes es mucho dinerito en el bolsillo a final de año. Además, no es que estemos en Berlín u Holanda ni mucho menos (no es comparable) pero Barcelona tiene una red de vías para ciclistas bastante buena así que en fin de semana también puedo moverme bastante bien con mi vehículo favorito y ya he tenido la oportunidad de salir, en un par de ocasiones, con algún colega a investigar un poco por los alrededores. La semana pasada, por ejemplo, estuvimos en el Tibidabo y descubrimos casas y terrenos impresionantes mientras íbamos sobre nuestro sillín. Aquí la gente tiene una pasta impresionante.

Hicimos una ruta de 33 kilómetros llenos de naturaleza y deporte. Salimos desde la Ronda de Dalt, a la altura de Montblau, y desde allí entramos a Collserola para pedalear hasta el Tibidabo, un ascenso progresivo que calentó nuestras piernas para luego pillar un buen descenso hasta Can Coll, pasando por caminos llenos de sorpresas. Mi recomendación es que no os limitéis a los caminos si queréis hacer esta ruta por el Tibidabo: aprovechad que es difícil perderse en esta zona e investigad un poco alrededores y caminos pequeños que llevan a lugares preciosos. Puede que os canséis más pero merecerá la pena ver el paisaje.

Cuando acabe mis estudios y me establezca en alguna ciudad para trabajar e iniciar una nueva vida, tengo muy claro que será en una ciudad como Barcelona, y lo digo exclusivamente por las facilidades que tiene para ir en bicicleta y hacer buenas rutas. Madrid no está mal tampoco, pero no es lo mismo y además cuanto más al sur te vas, peores son los carriles bici. En el norte la cosa mejora un poco pero seguimos estando muy lejos de poder compararnos con las grandes capitales europeas.