Cada vez es más frecuente ver en las ciudades a ciclistas que aprovechan la incorporación del carril bici en su localidad para disfrutar de este deporte con su perro. Bien para sacar al animal a tomar el aire o para que realice ejercicio con nosotros, la bicicleta con tu mascota es una actividad muy recomendable. Pero hay que realizarla con prudencia para respetar la salud y el bienestar de tu perro. No es lo mismo salir a hacer ejercicio con un mastín que con un galgo o con un cachorro de bichón maltés. Siempre podemos preguntar en el criadero donde recojamos a nuestro cachorro sobre las precauciones y cuidados, por ejemplo en Cachorros VIP.
Salir con la bicicleta acompañados de nuestro perro requiere de bastante paciencia. Por mucho que a nuestro can le guste correr por la calle, no está acostumbrado a hacerlo junto a una bicicleta ni conoce como nosotros las normas de circulación, así que la realización de esta actividad requerirá algo de entrenamiento previo por nuestra parte.
Es vital que conozcamos primero las características de la raza de nuestro perro en cuanto a resistencia y velocidad, para adaptarnos a sus posibilidades. El veterinario nos asesorará adecuadamente al respecto y además revisará el estado de salud del perro para afrontar la actividad física.
Después de tener las condiciones de salud adecuadas, dejaremos que el perro se habitúe a la presencia de la bicicleta dejándola a su disposición para que la huela y la conozca.
Una estupenda forma de empezar es salir a pasear con la bici y el perro, sin subirnos en ella, para que se dé cuenta de que se trata de un objeto para salir a la calle. Estas salidas deben servir para que el perro aprenda a caminar junto a la bici sin alejarse ni distraerse olisqueando otras cosas o desviándose de la ruta.
Cuando empecemos a pedalear junto a nuestro perro, las distancias deberán ser cortas, pudiendo alternar el trayecto en bici con el trayecto a pie, y evitando horas de excesivo calor o caminos difíciles, haciendo los pertinentes descansos para descansar y refrescarse, tanto el perro como nosotros. En este punto debemos vigilar su paulatina resistencia, para no forzarlo y procurar que sea una actividad con la que disfrute.
Es imprescindible llevar agua y ofrecérsela frecuentemente. Si vemos que se cansa y jadea de manera excesiva, debemos parar y dejarlo descansar o bien dar por terminado el recorrido.
También es importante que el perro no haya comido al menos dos horas antes de empezar el ejercicio, asegurándonos que no le obliguemos a hacer ejercicio durante la digestión. Tras el ejercicio, deberemos esperar para alimentarlo al menos una hora, para que su cuerpo se haya recuperado del cansancio y pueda afrontar la digestión de los alimentos de manera adecuada.
Los parques y las zonas verdes suelen ser las más agradables para abandonarnos a esta actividad con nuestro mejor amigo, pero si no disponemos de espacios adecuados, habremos de hacerlo en territorio urbano, en aceras adaptadas para la bici o en calles poco transitadas. Nunca debemos olvidar que el perro debe ir siempre a nuestra derecha.
Después del paseo, debemos revisar el estado de sus almohadillas y las articulaciones por si hubiese pisado algún objeto cortante y presentara heridas o se hubiese clavado algo. Todas estas lesiones pueden ser tratadas en casa (si son leves), desinfectando con suero y aplicando un crema cicatrizante recetada por el veterinario.
Si queremos asegurar a nuestro perro porque no confiamos en que se desvíe de nuestro recorrido por su cuenta, habremos de asirlo a la bici evitando la cuerdas. Es importante separar al perro de la bicicleta, por lo que podemos adquirir una cadena rígida o una goma extensible que lo una a la bicicleta a través de un arnés. Es importante que nos acostumbremos a preferir el arnés en lugar de la correa que va asida al cuello, ya que esta última puede provocarle lesiones cervicales.
Para los perros pequeños, la velocidad de paseo deberá ser mucho más reducida que para un perro grande, y los recorridos también mucho menores. Si nuestro perro es demasiado pequeño, demasiado vago o desconfiamos de dejarlo junto a nosotros durante el paseo en bicicleta, pero no queremos renunciar a disfrutar de ello con él, existen cantidad de cestas y carritos disponibles en el marcado para transportarlos cómodamente con nosotros, sea cual sea el tamaño del animal. Hemos de tener en cuenta asegurar al perro en el transporte para evitar el daño por posibles caídas.
Incluso si solemos salir a pasear en bicicleta con nuestro perro y un día se resiste o no le apetece el ejercicio, no debemos forzarlo. Disponer de estos transportines para bici son una buena opción para que nuestra mascota disfrute de un paseo al aire libre sin tener que cansarse. Existen desde bañeras para perros grandes hasta sidecars y cestas con toldos para evitarles la exposición al sol.
Elige el método adecuado para ti y tu perro y disfrutad al aire libre juntos.