Menorca es una de esas joyas que guarda el Mediterráneo que hay que descubrir recorriendo su contorno. Hay un camino que rodea toda la isla, el Camí de Cavalls, 30 km de ruta. Podemos hacerlo de Ciutadella a la Cala Turqueta para empezar la ruta y disfrutar de los pinares aromáticos, rocas como esculturas y un mar verde turquesa que enamora.
Un buen punto de partida es el monumento de piedra que nos encontramos en Sa Caleta, donde empieza el Camí de Cavals de ahí a tirar millas. El camino se puede hacer a pie, a caballo o en bici, si bien para mí y mis amigas la opción de la bici era la mejor y ya nos vinimos desde la península con esa idea. De hecho, nos trajimos nuestras bicis en el ferri desde Denia.
Allí nos alojamos en un estupendo apartamento de Romer Playa. De hecho, solemos alojarnos siempre en el mismo sitio. El problema fue más el de conseguir alojamiento en Menorca para la temporada de verano, menuda odisea. Menos mal que finalmente la prima de una amiga que vive en Menorca nos contactó y nos ayudó a encontrar un sitio porque ya nos veíamos sin poder ir por eso.
El Camí de Cavalls. La Ruta Perfecta para conocer Menorca.
El camino es una ronda pedregosa que rodea toda la isla y que, probablemente, se empezó a usar para defenderse de las incursiones de piratas. Ahora, recién recuperado y señalizado es una estupenda opción para quienes elegimos el combo deporte y playas.
Todo el contorno de la isla es de una belleza incomparable. De Ciutadella a Mahón, pasando por Fornells y más sitios, su carácter isleño le da un plus de maravilla a sus palacios de piedra.
Puede que algunas de mis playas favoritas sean Cala Turqueta, Macallereta y Macarella. No teníamos pensado hacer pausas, pero al final la isla tiene sus propios ritmos y en estas playas decidimos quedarnos, hasta dormimos a la intemperie viendo las estrellas.
La verdad es que los cielos de Menorca no son los cielos a los que estamos acostumbrados en la ciudad. Cielos abiertos que se pierden en el horizonte y en el que las estrellas brillan con una increíble fuerza.
Además de nuestra ruta en bici, provistas de bocadillos y tiendas de campaña para nuestras paradas ocasionales también no podía faltar un estupendo equipo para hacer snorkel. Creo que, sin duda, después de nuestra ruta en bici el snorkel es de lo que más me gusta hacer, es realmente adictivo y las profundidades de la isla parecen otro universo.
Uno lleno de peces de colores y corales. Eso sí, cuidado con las medusas, en prácticamente todas las calas hay banderas indicando si hay corrientes con o sin medusas. Es importante hacer especial atención a esto para no llevarse una desagradable sorpresa.
También paramos en la Playa Cavallería, una de mis playas largas favoritas (tiene 500 metros de largo) que se encuentra en la zona norte de la isla. Se nos metió en la idea hacer piragua y ahí que nos metimos entre cuevas magníficas en medio del mar. Lo mejor es que es una de las pocas playas en las que, cuando hay olas fuertes, se puede hacer surf.
Y es que, al final, quien dice que haya que irse al Caribe para disfrutar de unas playas de ensueño, eso sí, el alojamiento resolverlo con varios meses de antelación.