El nacimiento del CEF, Club de Ciclismo Ecológico de Fuerteventura

Facebook
Telegram
Twitter
LinkedIn
Pinterest

Las mudanzas nunca son fáciles, sobre todo cuando te vas a otra ciudad. Dejas atrás amigos, familia, hobbies, y todo por un nuevo empleo que esperas que sea la clave para seguir adelante con una calidad de vida mayor que la que tienes ahora pero que, en realidad, no sabes a ciencia cierta si lo conseguirás. Mi primo Toni, que salía conmigo siempre en bici los fines de semana, se ha mudado a Fuerteventura y no lo está pasando bien. Necesita comprobar que allí puede tener lo mismo que tenía aquí, o más, y por eso le dije que levantara un club de ciclismo y que empezara de nuevo, desde cero.

Al principio me dijo que estaba loco, que cómo iba él a fundar un club si no tenía ni idea de cómo hacerlo, pero luego no lo vio tan descabellado y acabó informándose de todos los pasos que tenía que dar. De esto hace unos 4 meses y a día de hoy es el flamante director del Club Ciclista Por la Ecología de Fuerteventura, el CEF, como se hacen llamar ellos.

Los inicios siempre son duros

Los inicios fueron duros, recuerdo que hace tres meses, cuando me fui a ayudarlo, fue toda una odisea. No tenía local físico que sirviera de almacén de bicicletas para el club y tampoco tenía los conocimientos necesarios de la geografía de la isla para poder idear rutas y escapadas, así que nos pusimos manos a la obra.

Aquí en Cádiz, contábamos con los servicios de limpieza de Gadeslimp para el local y estaba todo impoluto, estábamos acostumbrados a no ver ni una mota de polvo que cuando abrimos el garaje aquel que nos cedió la junta de vecinos de su urbanización y vimos todo lleno de mierda y cucarachas corriendo por el suelo y las paredes, nos dio una desazón tan horrible que estuvimos a punto de tirar la toalla, pero no lo hicimos. Nos pusimos en contacto con esta empresa de control de plagas en Fuerteventura y les dimos las llaves del garaje para que hicieran con el local lo que tuvieran que hacer.

Tres días después recuperamos las llaves y al abrir de nuevo el garaje vimos cientos de cadáveres junto con la mierda que había ya de por sí ahí dentro. Nos arremangamos, nos pusimos guantes y nos pusimos manos a la obra…  Dos días después el local parecía otro. Pintamos las paredes, pusimos 10 enganches para bicicletas anclados a la pared (está muy bien para empezar) y llenamos todo el barrio con carteles.

Después de aquello yo tuve que marcharme, se me acababan las vacaciones, pero hoy ya hace dos meses de aquello y tiene la primera salida con los nuevos colegas del club. Por ahora son 6, pero lo han cogido todo con muchas ganas y a mi primo lo veo muchísimo mejor que antes. Necesitaba algo que le devolviera la ilusión, y ya lo ha encontrado.

Obviamente no conozco nada de la isla, y mucho menos en lo que ha ciclismo se refiere porque no me dio tiempo a investigar demasiado, pero ahora ya puedo deciros que hay un nuevo club de ciclismo en Fuerteventura cuya filosofía es el respeto al medioambiente y el ejercicio sano. ¿Te apuntas?