Barcelona, una capital para la bicicleta

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No me cabe ninguna duda acerca de que Barcelona es la ciudad española en la que es más fácil hacer deporte. Desde los Juegos Olímpicos de 1992, la Ciudad Condal está equipada con las mejores instalaciones deportivas que se conocen en nuestro país, y la verdad es que siempre es una gozada visitar la ciudad y disfrutar de las facilidades que uno se encuentra para la práctica de cualquier actividad deportiva.

Entre esas actividades se encuentra la ciclista. La cercanía del macizo de Monserrat e incluso de los Pirineos atrae a muchos amantes de la bicicleta y de la mountain bike hacia la ciudad. Desde luego, no hay nada mejor que aprovechar un viaje a Cataluña para disfrutar de tu pasión y, en el mismo día, de una urbe como Barcelona, que enamora desde el momento en el que se pone un pie sobre ella.

La primera vez que estuve allí fue el año pasado. El club ciclista de mi pueblo decidió acudir a la ciudad a una pequeña competición por equipos. Era una gran oportunidad para darnos a conocer y creo que para algunos de nosotros en el apartado individual, también resultaba muy interesante estar allí. Todos estábamos de acuerdo en ello y, cuando se abrió el plazo de inscripción, no lo dudamos e incluimos nuestro nombre entre los clubes participantes.

El siguiente paso era encontrar un lugar en el que hospedarnos durante los días en los que fuéramos a competir. Queríamos un sitio cómodo y con una reputación intachable. Íbamos a lo seguro, nada de experimentos. Buscamos información por Internet y una de las primeras páginas web que encontramos fue la del hotel Mercer Barcelona. Uno de mis compañeros ya había estado instalado en él y nos lo recomendaba encarecidamente. Los demás nos fiábamos de su criterio y, por lo que descubrimos en la página (www.mercerbarcelona.com), el sitio tenía una pinta espectacular.

A pesar de que era un hotel de lujo, la verdad es que por el precio se podría pensar algo muy diferente. Si escogimos Mercer fue porque podíamos asumirlo a la perfección y eso que nuestro presupuesto para el evento no era demasiado elevado. Y haberlo escogido fue algo de lo que no me arrepiento ni yo ni el resto de mis compañeros.

Una estancia de primera categoría

Nada más llegar al hotel nos dimos cuenta de que habíamos elegido un sitio con clase y de muy buen gusto. Pasado apenas un día, lo confirmamos. El servicio de habitaciones trabajaba con una eficiencia y una rapidez dignas de mención, el restaurante tenía unos menús para paladares exquisitos y, para más inri, estábamos en un sitio inmejorable de la ciudad, cerca de la Catedral, la Rambla, el Palau de la Música, el Museo Picasso o la Plaza de Sant Jaume.

Los días de la competición llegaron y los resultados que obtuvimos superaron nuestras expectativas. El equipo hizo un gran trabajo y todo el mundo terminó muy contento. Sabemos que estar alojados en un sitio de primer nivel había contribuido en parte a un éxito como aquel y por eso nos mostramos agradecidos y tenemos la intención de regresar ahí cuando tengamos que viajar de nuevo a Barcelona.

Estamos encantados con el trato que recibimos en la ciudad, no solo en el hotel sino por parte de toda la gente que nos apoyó durante las competiciones. Se agradece que la gente apoye al ciclismo, un deporte que se ha visto afectado en los últimos años por factores externos que nada tienen que ver con la honestidad y la profesionalidad que se requiere de un deporte como este. Escapadas como aquella nos ayudaron a ejercer nuestro papel particular en el proceso de limpieza del nombre del ciclismo, algo de lo que nos enorgullecemos profundamente.