Siempre he sentido una pasión por el ciclismo. Soy de esa generación de niños que disfrutaron con aquellas etapas de Pedro Delgado, Miguel Induráin, aunque mi corredor favorito era Greg Lemond. El caso es que pasaron los años y aunque el ciclismo con estos temas del dopaje y demás estuvo de capa caída, seguí a todos los ídolos del momento como Contador.
Aunque a nivel deporte el ciclismo en ruta me encanta, para practicarlo prefiero la bicicleta de montaña. Realmente empecé a principios de los años 90 por seguir la moda que se desató con las mountain-bike, pero es que además son más prácticas, si te gusta ir por la naturaleza.
Hace como un mes salí con mi padre como cualquier otro sábado. Me encanta ir con él, está bastante en forma. Luego nos paramos en un bar de un pueblecito cercano, nos tomamos una coca cola, charlamos y vuelta para casa.
El caso es que ese sábado noté a mi padre que había perdido oído cuando le avisé de un coche que se le acercaba por la derecha. Él me dijo que era tonterías que seguía oyendo igual. Le conozco bien y esperaba que algo me dijera pasado la respuesta defensiva.
Siempre ha sido un hombre muy responsable y no le ha dolido en prenda admitir las cosas. Estaba yo en mi casa viendo la televisión cuando me llamó. Recuerdo que me dijo “Hijo, creo que tengo que ir a que me miren el oído”. Le dije que no quería insistirle, pero que es por su bien y que si ha perdido algo de audición es bueno ponerle remedio.
GAES sinónimo de calidad
Opteé por ir al centro Gaes, que nos quedaba bastante cerca. Allí le hicieron las revisiones necesarias y nos recomendaron unos audífonos. La pérdida no era muy grande, pero con 71 años es normal que se vaya perdiendo algo de capacidad auditiva.
Nos ofrecieron 3 modelos diferentes y optamos por el más elevado por el diseño, que era más bonito estéticamente hablando y más práctico a la hora de practicar deporte. El caso es que recuperara audición y se sintiese más seguro, tanto para ir en bicicleta como para su vida diaria.
Normalmente no le damos importancia a la audición hasta que llega una edad donde uno comienza a sentir los primeros síntomas. Muchas veces por vergüenza no vamos al médico o optamos por no querer llevar audífono por miedo al qué dirán. Poco a poco va calando la conciencia de que igual que llevamos gafas sino vemos tenemos que llevar audífono de no oír bien.
Además, es bastante más seguro para ellos mismos. Bastantes accidentes al cabo del año se producen por no oír bien. Así que ya sabes si en tu caso o en el de tus familiares o amigos notas que has o han perdido audición, diles que se pasan por el médico o por un centro de audición.
Más vale prevenir y tener una calidad de vida que perder audición de forma progresiva y terminar en las reuniones familiares sin entender la mitad de las cosas por falta de audición. Siempre que podamos hay que intentar ponerle remedio.